Sistemas Representacionales
En la PNL, los sentidos a través de los cuales experimentamos el mundo se denominan sistemas representacionales. Por lo tanto, tienes varios sistemas diferentes trabajando para ti: visual (para las cosas que ves), auditivo (para las cosas que oyes), cinestésico (las cosas que sientes o las sensaciones táctiles), olfativo (las cosas que hueles) y gustativo (las cosas que saboreas).
La Programación Neurolingüística dice que todos tenemos sistemas representacionales que preferimos sobre otros y, por tanto, procesamos la mayor parte de la información a través de ellos. Esto es, por supuesto, una generalización, pero le dará una pista de lo que puede estar pasando. Este sistema preferido puede determinarse a través de la fisiología y los predicados utilizados en una conversación.
Veamos un ejemplo:
-La forma en que veo esto es que todavía no está claro.
-Realmente no me siento cómodo con esto.
-Esto realmente no me suena bien.
Entonces, ¿alguna conjetura sobre cuáles son los sistemas preferidos de los ejemplos anteriores? Conocer el sistema representacional preferido de alguien es útil en prácticamente cualquier contexto. Imagina que vas a España y te comunicas en inglés.
Lo más probable es que se entienda lo esencial de lo que se quiere decir (¡con suerte!), pero se pierden las distinciones más finas de lo que se dice. Lo mismo ocurre con los sistemas de representación. Si presentas la información en el sistema que prefiere otra persona, esa información le resultará prácticamente irresistible.
Ahora bien, aparte de las palabras, la fisiología puede darle indicaciones sobre cuál es el sistema preferido. En general, las personas visuales tenderán a hablar muy rápido, a mover las manos a la altura de los hombros o de la cabeza, a sentarse muy erguidas y a dar gran importancia a su aspecto visual. Las personas auditivas tienden a respirar desde el centro del pecho, se distraen fácilmente con el ruido, hablan de forma media o rápida y suelen hacer gestos a la altura del pecho.
Las personas kinestésicas tienden a hablar muy despacio, respiran poco desde el vientre, se sitúan bastante cerca de su interlocutor y tienen gestos suaves y bajos. Se podría caer en la trampa de generalizar, pero cuidado con intentar etiquetar a las personas como una u otra, somos una mezcla de cada una.